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La infancia descubierta

Madrid, 18 de octubre de 2016
El Museo del Prado reúne una selección de ocho obras, fechadas entre 1842 y 1855, elegidas entre los numerosos retratos infantiles del período isabelino que conserva la institución madrileña en sus colecciones.

La exposición "La infancia descubierta. Retratos de niños en el Romanticismo español", que podrá verse hasta el 15 de octubre de 2017, muestra al visitante un conjunto de retratos que refleja diferentes interpretaciones de la infancia, tema que, durante el Romanticismo, se convirtió en uno de los asuntos predilectos de los artistas.

La idea iniciada en la Ilustración acerca de la infancia como edad con valor en sí misma, y no solo como proyecto de futuro, alcanzó su máxima expresión con el Romanticismo, ya que encarnaba cualidades muy apreciadas como la inocencia, la proximidad a la naturaleza y la sensibilidad no contaminada. Razones por las cuales, las pinturas de niños se convirtieron en encargos frecuentes de la clientela burguesa.

Durante este período, los mejores retratos se realizaron en la corte madrileña. Vicente López en su retrato de Luisa de Prat y Gandiola reproduce aún el modelo clasicista representando a la niña como mujer a pequeña escala aunque la evocación de la naturaleza como lugar asociado a la niñez resulta moderna, lo mismo que en Rafael Tegeo. Sin embargo, en Niña sentada en un paisaje, se muestra más fiel a la condición infantil de la retratada.

Federico de Madrazo, alude a los modelos históricos de Velázquez en el retrato de Federico Flórez Márquez, y Luis Ferrant, recoge la tradición española del Siglo de Oro en Isabel Aragón Rey. Ambos adaptan este estilo con maestría a las fórmulas académicas del Romanticismo.

En el caso de Carlos Luis de Ribera y de Joaquín Espalter la representación de sus modelos se realiza al modo burgués europeo, en parques, el primero en Retrato de niña en un paisaje, y el segundo en Manuel y Matilde Álvarez Amorós.

Otro núcleo importante del Romanticismo español fue Sevilla, donde se formaron artistas como Antonio María Esquivel y Valeriano Domínguez Bécquer influenciados por la tradición de Murillo y sus atmósferas doradas, sobre las que podían destacar las calidades de sus rostros y manos infantiles, y el retrato británico y su predilección por las actitudes graciosas y fondos naturales.

Manuel y Matilde Álvarez Amorós. Joaquín Espalter y Rull (1809-1880). 1853. Madrid, Museo Nacional del Prado.

Manuel y Matilde Álvarez Amorós. Joaquín Espalter y Rull (1809-1880). 1853. Madrid, Museo Nacional del Prado.

Luisa de Prat y Gandiola, luego marquesa de Barbançon. Vicente López Portaña (1772-1850). 1845. Madrid, Museo Nacional del Prado.

Luisa de Prat y Gandiola, luego marquesa de Barbançon. Vicente López Portaña (1772-1850). 1845. Madrid, Museo Nacional del Prado.

Raimundo Roberto y Fernando José, hijos de S.A.R. la infanta Josefa Fernanda de Borbón. Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina (1806-1857). 1855. Madrid, Museo Naci

Raimundo Roberto y Fernando José, hijos de S.A.R. la infanta Josefa Fernanda de Borbón. Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina (1806-1857). 1855. Madrid, Museo Naci

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