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Nuevas incorporaciones en el Museo del Prado

Madrid, 18 de abril de 2014
El Museo del Prado exhibe desde el pasado 11 de abril en sus salas un conjunto de obras que han entrado a formar parte de sus colecciones como adquisiciones del Ministerio de Educaciףn, Cultura y Deportes.

Las obras

Oraciףn en el huerto
Giulio Cesare Procaccini (1574-1625)
1616-1620

En el huerto de Getsemanם un בngel conforta a Jesתs, mientras tres apףstoles, Pedro, Santiago y Juan, duermen a su alrededor. Cristo, con rostro agitado, solicita a su Padre que aparte de יl la agonםa que le aguarda, ante la atenta y serena mirada del בngel.

Procaccini envuelve estas dos figuras en una luz poderosa que aviva la vibraciףn de los colores de sus vestiduras: blancos luminosos, verdes, rojos y azules, con abundante materia afacetada, como aplicada con espבtula. Todo ello caracterםstico de su pintura y de la escuela lombarda. El resto de la pintura permanece en penumbra como corresponde al momento del dםa que representa, excepto la gloria azulada y rosבcea que aparece detrבs del בngel. Este dramבtico contraste lumםnico es frecuente en la pintura de Procaccini, y ha sido en ciertas ocasiones relacionado con Caravaggio, aunque parece mבs prףximo a Ludovico Carracci, con el que tambiיn se emparentan las cabezas de los apףstoles en la sombra.

Su pintura refleja una exaltada y dramבtica sensibilidad religiosa, con grandes figuras prףximas al espectador, como en este caso, donde la cara agitada de Cristo contrasta con la serenidad del בngel.

El cuadro llegף al Museo en muy buen estado de conservaciףn, sin forrar y con un bastidor antiguo aunque no original que fue preciso sustituir durante la restauraciףn. En el Taller de Restauraciףn del Prado se sustituyeron viejos parches adheridos en el reverso, en zonas daסadas por golpes; posteriormente se realizף una ligera limpieza que tratף de equilibrar los planos sucesivos de la pintura; se estucaron pequeסas faltas en puntos muy concretos de su superficie pictףrica y se procediף a su reintegraciףn cromבtica.

Respecto a su cronologםa es preciso situarla en un arco amplio entre 1616-1620, cuando produjo sus obras de colorido mבs vibrante y sus trabajos mבs vigorosos y dramבticos, principalmente en Gיnova.

Giulio Cesare Procaccini es el miembro mבs ilustre de una familia de artistas de origen boloסיs asentada en Milבn. Existe la sospecha de que la pintura pudo formar parte de un conjunto mבs amplio, en el que pudieron integrarse, ademבs, el Beso de Judas y la Adoraciףn de los Magos.

La oraciףn en el huerto
Luis de Morales (h. 1515 - 1586)
1560 - 1570

La cuidada composiciףn, la difםcil disposiciףn de las figuras, la inclusiףn de un ameno paisaje y la calidad pictףrica de la obra, se presenta como un alarde dentro de la producciףn del pintor, obligבndonos a pensar que estamos ante un encargo comprometido.

La obra posiblemente fue realizada en la dיcada de los aסos sesenta, periodo que viene considerבndose el mבs depurado de la producciףn del pintor.

La composiciףn deriva de una pintura de Jan Gossaert existente en el Staatliche Museen de Berlin, fechada hacia 1510. Como es habitual para la representaciףn de esta escena, Jesucristo aparece en segundo tיrmino, arrodillado sobre un montםculo mientras contempla la extraordinaria visiףn del בngel que porta el cבliz. En primer tיrmino, muy cerca del espectador, los tres discםpulos preferidos de Cristo dormitan indiferentes a la angustia de Cristo, prףximo a iniciar su Pasiףn y Muerte.

Cabe seסalar que la composiciףn incluye uno de los paisajes mבs elaborados y cuidados del maestro extremeסo, con un completo alarde de vegetaciףn en primer tיrmino, y una prolongaciףn en perspectiva en la que se han aסadido numerosos elementos arquitectףnicos, un ancho rםo con barcas y figuras en la lejanםa.

El excelente estado de conservaciףn de la obra redobla el interיs de un cuadro que enriquece de manera muy significativa el fondo de pinturas de Luis de Morales con que cuenta el Museo del Prado, formado por un total de veintisיis tablas.

Apariciףn de Cristo crucificado a santa Teresa de Jesתs
Alonso Cano (1601-1667)
1629

Apariciףn de Cristo resucitado a santa Teresa de Jesתs, o Matrimonio mםstico de santa Teresa
Alonso Cano (1601-1667)
1629
Ambos cuadros representan sendos aspectos de la personalidad de santa Teresa. Uno de ellos alude a su actividad como escritora, lo que a su vez se relaciona con su condiciףn de “fundadora”, y le valiף el tםtulo de “Doctora de la Iglesia” (1970). La vemos sentada ante una mesa en la que hay un libro y un tintero, mientras recibe la inspiraciףn de la imagen de Cristo crucificado. La otra pintura describe una de las visiones que proporcionaron fama de santidad a Teresa, a quien vemos arrodillada ante la apariciףn de Cristo resucitado. Ese encuentro aparece narrado en Las moradas, una de sus obras mבs difundidas. Allם afirma que “se le representף el Seסor, acabando de comulgar, con forma de gran resplandor y hermosura y majestad, como despuיs de resucitado, y le dijo que ya era tiempo de que sus cosas tomase ella por suyas, y ֹl tendrםa cuidado de las suyas”.

La incorporaciףn de estas obras supone un enriquecimiento importante para la colecciףn de Alonso Cano que custodia el Museo del Prado. Hasta ahora, todas sus pinturas en esta instituciףn eran posteriores a 1638, el aסo en que el artista abandonף Sevilla para establecerse en Madrid. La incorporaciףn es tanto mבs interesante, cuanto que en esas primeras dיcadas de su carrera, Cano desarrollף un estilo muy distinto al que cultivarםa tras su marcha de Sevilla, y que se caracterizaba por el peso tan importante que tenםa en יl la tיcnica descriptiva y la iluminaciףn naturalistas.

San Jerףnimo orando
Anףnimo flamenco (activo h. 1520-1540)
Hacia 1530
Todo apunta a que el artista, probablemente el llamado Maestro de las Medias Figuras, trabajף entre 1520 y 1540 probablemente en Amberes. La obra muestra una evidente calidad y una gran originalidad en el tratamiento del tema.

Antes de su adquisiciףn, el San Jerףnimo ingresף en el Museo del Prado para su estudio. La dendrocronologםa (dataciףn de la madera del soporte) efectuada al soporte de roble del Bבltico confirmף que el aסo mבs temprano en que pudo pintarse fue 1527, aunque lo mבs probable es que se ejecutara a partir de 1533, fecha totalmente acorde con la de la תnica obra datada que se conserva del Maestro de las Medias Figuras, la Sagrada Familia en un interior, fechada en 1536, en la que el rostro de san Josי es muy prףximo a la del santo del Prado.

Debido a su formato vertical, el autor de esta tabla muestra al santo eremita, lejos del monasterio, en primer plano, en el centro de la composiciףn. Tras יl, al fondo, se sitתa el monasterio ante unos riscos que evocan los de Patinir. Y tambiיn lo hace la ciudad marםtima representada al fondo a la izquierda. En este paisaje, como en tantos otros realizados en la primera mitad del XVI, se incluyen montaסas, rocas, caminos, praderas, בrboles, agua, casas, barcos, de acuerdo con lo que los tratados del XVI llaman “varietas”.

Digno de seסalar en este San Jerףnimo es la manera poco habitual en que representa al leףn que constituye su atributo: el leףn estב matando a una liebre, sםmbolo de la lujuria. El pintor muestra asם de una manera muy grבfica cףmo el santo vence la tentaciףn de la carne.

Cristo ejemplo de mבrtires
Juan de Roelas (¿-1625) y taller (atribuido a)
Hacia 1615

Posiblemente proceda del convento de la Merced Calzada en Sevilla donde se recuerda que Roelas y sus discםpulos pintaron una serie de obras que mostraban martirios de religiosos. Hasta 2008 ninguna de esas pinturas habםa sido identificada. En esa fecha, y con motivo de la exposiciףn monogrבfica dedicada a Roelas, se presentף una posible relaciףn de tres lienzos de asunto martirial que podםan haber pertenecido al conjunto.

La factura pictףrica de tela del Prado no se corresponde con el estilo de Roelas, autor de una pincelada mבs rica y jugosa en su trazo, y de un cromatismo prףximo a la escuela veneciana, por lo que es probable que esta obra, bien conservada y de indudable valor iconogrבfico, estrechamente vinculado a los valores doctrinales del momento, fuera realizada a partir de algתn modelo proporcionado por Juan de Roelas.

Dios Padre retratando a la Inmaculada
Josי Garcםa Hidalgo (1645-1717)
Hacia 1690

Dios Padre, asentado sobre una nube, sostiene en su mano derecha un pincel con el que estב dando los תltimos toques a una representaciףn de la Inmaculada Concepciףn. En su mano izquierda tiene la paleta, varios pinceles y un tiento. El lienzo estב sostenido por varios בngeles, y en su zona inferior ya ha sido firmado: “In spiritu sancto illam fecit”. Alrededor de ese grupo principal se despliega una gran cantidad de בngeles, que llenan la mayor parte de la superficie pictףrica.

El cuadro estב firmado por Josי Garcםa Hidalgo, un pintor levantino que tras trabajar en Murcia, Roma y Valencia, se estableciף en Madrid a principios de la dיcada de 1670. Fue autor de los Principios para estudiar el nobilםsimo y real arte de la pintura (1691), que toma la forma de cartilla de dibujo compuesta por numerosas estampas precedidas por una introducciףn. A travיs de la portada, el texto introductorio y las lבminas, no sףlo trataba de dotar a los artistas de un instrumento de aprendizaje, pues perseguםa tambiיn demostrar que el de la pintura es un arte liberal, con una historia prestigiosa.

En el caso de la colecciףn del Museo del Prado, tan abundante en representaciones de la Inmaculada, la incorporaciףn de esta obra permite ampliar decisivamente la casuםstica relacionada con esta iconografםa tan vinculada al arte espaסol.

Las lבgrimas de san Pedro
Anףnimo espaסol, primera mitad del siglo XVII
Hacia 1620-1630

El tema de “Las lבgrimas de San Pedro” fue muy popular en la pintura espaסola del Siglo de Oro, pues enlazaba con la doctrina contrarreformista del arrepentimiento y la confesiףn, y permitםa a los artistas crear obras de fuerte emotividad. Muchos de nuestros mejores pintores se acercaron al asunto, como El Greco, Ribera, Velבzquez, Zurbarבn o Murillo.

Dentro de esa extensa galerםa la presente obra ocupa un lugar singular por su calidad y por su originalidad. Su autor ha reducido la imagen a lo esencial, y ha prescindido de referencias a paisajes y anיcdotas, tan habituales en otras versiones. Todos los elementos del cuadro coadyuvan en la construcciףn de un clima de meditaciףn y arrepentimiento. En su bתsqueda de una fףrmula para expresar de la manera mבs adecuada, silenciosa y verםdica la contriciףn de Pedro, el autor ha prescindido de la iconografםa habitual relacionada con este santo, y ha recurrido a imבgenes cristolףgicas; su actitud, con la cabeza inclinada hacia abajo y las manos cruzadas, recuerda intensamente algunas imבgenes de Cristo en su Pasiףn (del tipo de “Cristo de la humildad”).

Por su gama cromבtica, su composiciףn, su sistema de iluminaciףn y su tיcnica descriptiva, la obra participa de un tipo de naturalismo que madurף en la pintura espaסola a finales de la dיcada de 1610 y se prolongף durante la siguiente. Un estilo que encontrף su momento de esplendor en las obras que hizo Velבzquez en Sevilla y en sus primeros aסos madrileסos, y del que participan tambiיn las pinturas mבs tardםas de Francisco Ribalta (retablo de Porta Coeli) o la obra temprana de Zurbarבn. En la historia del desarrollo de este estilo, Las lבgrimas de san Pedro comparte la restricciףn cromבtica y el rigor compositivo de los cuadros tempranos de Velבzquez, que se combinan con una escritura pictףrica mבs libre y relajada, aunque igualmente certera.

Se trata de una obra de un gran interיs, y una de las piezas inיditas salidas תltimamente a la luz que mבs enriquecen el debate sobre el desarrollo del naturalismo en la pintura espaסola del siglo XVII.

Oración en el huerto. Giulio Cesare Procaccini.

Oración en el huerto. Giulio Cesare Procaccini.

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