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Caldas de Luna

A la vera de la autopista que conduce de León a Asturias, el último pueblo leonés que se presenta al viajero es Caldas de Luna, agazapado en el valle con Las Peñas a su espalda.

Paisaje de invierno, en Caldas de Luna. guiarte.com

Paisaje de invierno, en Caldas de Luna. guiarte.com

Caldas, en el fondo del valle, en un paisage extraordinario. guiarte.com

Caldas, en el fondo del valle, en un paisage extraordinario. guiarte.com

Artemio Artigas

Caldas se halla a algo más de 1100 metros sobre el nivel del mar y las montañas que le abrigan alcanzan, casi en vertical, los 1500 metros. Parece un lugar dormido, en el que la actividad agraria se ha ido eliminando por la evolución de los tiempos y la del territorio.

Las praderías del entorno mermaron a raíz de la construcción del inmenso pantano de Barrios de Luna, terminado en 1.957, con una capacidad de más de 300 millones de metros cúbico. Luego llegó la autopista que ocupó otra parte de los pastizales...

Junto a la ruta pervive el pueblo con un indudable atractivo que ya no reposa en la ganadería tradicional sino en el turismo, amparado por unos paisajes bellísimos, con excelentes rutas y la tradicional benignidad de las aguas que le dieron nombre: Caldas.

Hay testimonio de poblamientos prehistóricos y romanos en esta comarca, Luna, que lleva el nombre de uno de los más importantes linajes nobiliarios del Reino de León

El paisaje de montaña de caliza, aparece bello y duro ante los ojos del viajero, dulcificado por las praderías del fondo del valle y algunos bosques de hayas, robles, abedules, matizados con otras especies como los tejos, chopos, fresnos, espinos, avellanos, serbales...

Y en medio del valle, abajo, Caldas.

Caldas tiene un caserío diseminado, en el que quedan pocos habitantes, pero que se mantiene activo por su atractivo termal, paisajístico y la sólida piedra de sus construcciones de arquitectura tradicional, entre las que se pueden distinguir un par de ellas blasonadas.

Este pequeño lugar, que recibe el nombre de las aguas termales, que brotan a 28 grados, perteneció antaño al ayuntamiento de Láncara de Luna, pueblo que desapareció, con otros más, bajo el embalse.

Ahora, Caldas pertenece a Sena de Luna, en un territorio tan bello como despoblado (todo el municipio tiene 400 habitantes, distribuidos en ocho pueblos: Abelgas de Luna, Aralla de Luna, Caldas de Luna, Pobladura de Luna, Rabanal de Luna, Robledo de Caldas, Sena de Luna y la Vega de Robledo).

Es zona de clima frío y agradables veranos, que se halla en medio de un ámbito de notable riqueza biológica, poblado de cérvidos, urogallos y otras especies de interés; sobre territorios surcados por senderos que facilitan la observación de una naturaleza casi virgen.

En el lugar hay un balneario que se aprovecha de esta aguas conocidas tradicionalmente pero que no se explotaron hasta el siglo XX. Fueron declaradas de utilidad pública por R.O. de 28 de mayo de 1917 y están recomendadas para la artritis, el reumatismo y la gota.

Las fiestas de Caldas son en julio, la Virgen del Carmen.

¿Dónde está Caldas de Luna?

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