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Joaquim Mir, paisajismo en Mallorca

El paisajismo español tuvo en Joaquim Mir a un representante excepcional. …l pintó la naturaleza de Mallorca con un cromatismo atrevido, poético y delicuescente, creando extrañas armonías de color, en un estilo que se acercaba incluso a la abstracción. En Girona se presenta una interesante muestra sobre el tema.

En el tramo final del siglo XIX, cuando multitud de pintores españoles miraban hacia la meca parisina y se empapaban en las vanguardias que hacían de la ciudad del Sena una capital mundial del arte, Mir continuó arraigado en el entorno mediterráneo, empapando su paleta en la magia de la luminosidad.

El pintor había nacido en Barcelona en 1873. A los 16 años comenzó a alternar los trabajos del negocio familiar (mercería y bisutería) con la pintura. Primero estudió en una academia y más tarde en la Escuela Oficial de Bellas Artes (La Lonja), donde coincidió con Nonell, Canals y otros, con quienes integró el "grupo del azafrán", llamado así por la abundancia del uso de tonos rojizos.

Pero el carácter independiente e impulsivo de Mir lo llevó siempre hacia la independencia de grupos y a ser en buena medida un autodidacta. Su primera aparición pública sería en 1894, en la segunda Exposición General de Bellas Artes de Barcelona. Poco a poco fue ampliando su ámbito de acción; viajó a Madrid para intentar conseguir ser pensionado de estudios en Roma, algo que no logró; concurrió al establecimiento de "Els Quatre Gats", donde se reuniría con artistas innovadores(entre ellos el propio Picasso), y comenzó a obtener medallas en exposiciones nacionales y participar también como ilustrador de publicaciones...

Y en 1900 se fue a Mallorca, cuando ya era conocido por su calidad de paisajista; se fue en compañía del artista Santiago Rusiñol, y allá, en la isla, quedó impresionado por la luz inmensamente viva y cambiante que transformaba los parajes salvajes con la luminosidad de las distintas horas. Uno de los lugares donde se instaló fue la pequeña aldea Sa Calobra, y se entusiasmó realizando numerosas pinturas sobre el Torrent de Pareix, Valldemosa, Sa Calobra, etc.

Basta recoger un testimonio del propio Mir, para darse cuenta del impacto que le causó el hallazgo de una tierra virgen y bella, cargada de rincones propicios para la inspiración:

"pinto en un sitio por el que sólo paso yo y alguna bestia inconsciente. El paso, en el que sólo caben, justo, los pies, es un terraplén de rocas resbaladizas que van a parar directamente al mar. Si me fallasen los pies y resbalara no creo que volviera a hablarse de mí en el mundo de los vivos. Pero cuando se está allí, Santiago, °Qué espectáculo! A la derecha, la cala de san Vicente, a la puesta de sol roja, del color del fuego. El mar, azul cobalto, refleja aquellas rocas encendidas y queda también rojo como la sangre. A la izquierda los contrafuertes del Castillo del Rey, a contraluz, grises a la sombra. En aquel lado, el agua toma tonos de plata. Añade los morados de las algas del fondo y el de las higueras silvestres que penden hasta tocar el agua y °Qué cosa, Santiago! °Qué locura de colores!°Están todos! Todos los de la paleta..."

La conversación anterior fue recogida por la hija de Santiago Rusiñol, cuando Mir explicaba los colores de la inhóspita costa del norte de la isla de Mallorca.

Parece ser que un factor que animó a Mir a acudir a Mallorca fue el conocimiento de una exposición del pintor belga William Degouve, presentada en Barcelona y en la que tenía temas mallorquinos, muestra que le causó sensación por su tremendismo lumínico y un uso cromático que le llevaría a separarse de las influencias de otra de las escuelas realistas catalanas, la de Olot.

En la isla, en torno a Mir llegó a tejerse una cierta leyenda que se apoya en su obra, su huída hacia lo salvaje y lo inhóspito, y su carácter vehemente. Incluso se cuentan rivalidades y amores. En Sa Calobra, por rivalidades amorosas, le quemaron un cuadro... huyó entonces montaña arriba, y se cayó por un despeñadero. Las gentes del pueblo sólo lo hallaron un día más tarde, gravísimo. Luego fue trasladado a la Península...

María Teresa Camps, autora de un texto sobre el pintor, afirma que el contacto de Mir con Mallorca dio respuesta a su sentimiento panteista respecto a la naturaleza... "cierto es que la naturaleza ignota y geológica de la isla se prestaba a toda clase de experimentos innovadores a una retina sensible cuya percepción se alteraba agudizándose en virtud del proceso de exaltación a que el pintor quedó sometido... Mir toma postura personal ante el paisaje penetrando lentamente en él hasta ser absorbido por completo. Su sentimiento panteísta, la concomitancia de los factores enunciados y su predisposición favorecen el proceso que inevitablemente desemboca en una fuerte alteración síquica. Psicológicamente, el pintor va penetrando progresivamente en la Naturaleza, hasta fundirse con ella, violentamente. Se puede seguir ese proceso no sólo a través de los temas elegidos, barrancos, cuevas, la sombra, la noche... sino también a través del tratamiento dado a los mismos".

En Mallorca, Joaquim Mir entró en contacto con la luz y el color del paisaje de una isla virgen y renunció a la vida de la ciudad y a la pintura de contenido social de su periodo anterior. A partir de este periodo, el paisaje se convirtió en el eje central de su actividad, por lo que intentó captar los cambios de luz y la incidencia de estos sobre las cosas. A pesar de todo, su pintura no puede calificarse de impresionista ya que no pretende confirmar ninguna teoría científica del color, sino captar las transformaciones de la luz y del ambiente sin dejar de ser fiel al motivo.

En su estancia en la isla, Mir trató también con cierta asiduidad el tema de la noche, pero, a diferencia de sus contemporáneos Picasso o Anglada Camarassa, que pintaban la noche como marco propicio de la diversión y el ambiente cosmopolita de la ciudad, él no se sintió nunca atraído por la temática de la diversión nocturna.

Su huída de los temas convencionales preludiaba también su propia evolución mental, que merecería atención sanitaria tras la estancia en la isla.

En 1901 y 1903 expuso ya sus oleos de Mallorca, que causaron un impacto positivo en Cataluña; decoró el comedor de la Casa Trinxet y el Gran Hotel de Mallorca, con Rusiñol... luego tras el accidente de Sa Calobra, pasaría a un centro de salud dos años...

Su fuerte naturaleza le permitirá recuperarse síquicamente y seguir pintando hasta sus últimos días. Falleció en 1940. Sus trabajos de vibrante colorido están hoy en importantes instituciones museísticas de varios continentes.

Mir siguió siendo siempre un pintor esencialmente autóctono y, a diferencia de la mayoría de sus contemporáneos, no viajó a París para exponer o completar su formación. Su arte desarrolló un estilo personal, basado en una visión libre e intuitiva del paisaje con la utilización de manchas y masas de color que llegaron a rozar la abstracción.

La obras de Mallorca.

El Centro cultural Fontana dіOr, acoge en Girona, España, hasta el 3 de julio la muestra "Joaquim Mir. Mallorca y otros paisajes", que reúne 39 pinturas inéditas o poco conocidas del artista barcelonés, o bien pintadas en Mallorca.

La planta subterránea del centro se ha reservado a las 27 obras centradas en el paisaje de Mallorca, de las que sólo una, "Interior. Sóller. Mallorca", no toma el paisaje como tema central, aunque también está presente.

El comisario de la exposición, Francesc Miralles, historiador especialista en la obra de Joaquim Mir, ha querido evidenciar con esta muestra cómo la estancia en Mallorca, entre 1900 y 1904, influyó en la vida del artista y en su pintura. Las obras escogidas explican cómo Mallorca provocó el profundo cambio en su obra y cómo el artista, que llegó a la isla con la influencia del realismo, configuró allí su propio lenguaje, que se centró en la captación del color y la contraposición de los tonos que sólo su percepción era capaz de ver.

Las 39 obras expuestas, básicamente óleos sobre tela, pero también óleos sobre arpillera, madera o cartón, y pastel sobre papel o carboncillo, proceden de colecciones privadas y de diferentes museos y entidades como la Fundación Es Baluard de Palma, la Caixa de Balears de Palma de Mallorca, el Museo de Bellas Artes de Bilbao y la Fundación Francisco Godia de Barcelona.

Tomás Alvarez

Taronjers(naranjos) de Mallorca. Imagen de la muestra de Caixa Girona.

Taronjers(naranjos) de Mallorca. Imagen de la muestra de Caixa Girona.

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