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Velázquez y la familia de Felipe IV

Madrid, 9 de octubre de 2013
El Museo del Prado presenta “Velázquez y la familia de Felipe IV”, una muestra que analiza la actividad como retratista desarrollada por el maestro en los once últimos años de su carrera al servicio de Felipe IV, quizás el rey con mayor conocimiento en pintura que haya conocido la Historia.

La exposición analiza también las figuras de Juan Bautista Martínez del Mazo, yerno de Velázquez, y Juan Carreño, y su labor como sucesores del artista sevillano, durante las décadas de 1660 y 1670.

Veintinueve obras presentarán el conjunto más importante de retratos realizados en la corte española durante el período al que pertenece Las Meninas, una de las obras cumbres de su pintura.

La muestra arranca con el retrato del Pontífice Inocencio X, acompañado por los retratos de los cardenales Camillo Massimo, Camillo Astalli Pamphilj y Ferdinando Brandani, oficial mayor de la secretaría del Papa, anteriormente identificado como el Barbero del Papa.

Esta serie de retratos de la corte papal fue realizada por Velázquez durante su estancia en Roma en 1650. A través de ellos, Velázquez, ampliaría decisivamente su dominio sobre los registros expresivos.

Paralelamente, Mariana de Austria había contraído matrimonio con Felipe IV a finales de 1649 y llegaba a la ciudad como nueva reina. La exposición documenta el regreso de Velázquez a Madrid en 1651, tras la insistencia del rey.

En esta sección se comparan algunos de los retratos realizados durante 1650 con los que realizaría de la corte a su llegada. Felipe IV del Museo del Prado, La infanta María Teresa del Metropolitan Museum de Nueva York o La reina Mariana de Austria revelan la vuelta al hieratismo que el pintor había empleado en sus retratos con anterioridad, en contraposición con el tratamiento expresivo con el que abordó sus retratos en Roma.

El retorno a la corte constituye el núcleo central de la muestra ya que está compuesto por los retratos reales que hizo Velázquez desde su llegada a Madrid hasta su muerte en 1660. Se trata de un conjunto de piezas que destacan por su singularidad iconográfica y por un nivel de calidad extremadamente alto.

El nacimiento de infantes y príncipes da lugar a varios retratos infantiles, un género que invade por primera vez el catálogo de Velázquez en obras como La infanta María Teresa, El príncipe Felipe Próspero o La infanta Margarita, en azul y oro. En ellas el color se hace más denso, variado y suntuoso.

En 1656 nace la obra maestra del sevillano: Las Meninas, el mejor ejemplo del grado de sofisticación al que había llegado la corte española en un momento en el que la cultura atravesaba uno de sus momentos más creativos. En ella, Velázquez realiza un profundo ejercicio de autoafirmación social y profesional, añadiendo su própio autorretrato.

La exposición finaliza con ejemplos del retrato cortesano posterior a Velázquez de la mano de Martínez del Mazo y Carreño. Partiendo de soluciones velazqueñas, ambos artistas renovaron la iconografía real en una dirección más barroca y crearon una tipología que singulariza el retrato cortesano español del momento respecto a otras tradiciones artísticas incorporando los espacios palaciegos como escenarios.

Velázquez y la familia de Felipe IV
Edificio Jerónimos. Sala C
Hasta el 9 de febrero de 2014
Museo del Prado

La infanta María Teresa. Diego Velázquez. 1653

La infanta María Teresa. Diego Velázquez. 1653

Felipe Próspero. Diego Velázquez. 1659

Felipe Próspero. Diego Velázquez. 1659

La infanta Margarita, en traje azul. Diego Velázquez. 1659

La infanta Margarita, en traje azul. Diego Velázquez. 1659

La familia del pintor. Juan Bautista Martínez del Mazo. 1664 - 1665

La familia del pintor. Juan Bautista Martínez del Mazo. 1664 - 1665

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