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800 años de una catedral

La Generalitat de Catalunya y la Fundación la Caixa conmemoran los 800 años de la colocación de la primera piedra de la antigua catedral de Lleida con una exposición que reúne 91 obras de gran valor artístico y actualmente dispersas

Era el 22 de julio de 1203 cuando, en una solemne ceremonia, se colocaba la primera piedra de la obra más rica y más suntuosa construida en Cataluña, en palabras de Josep Gudiol i Cunill: la Seu Vella de Lleida.

Durante un largo período de tiempo fue uno de los templos más relevantes de la Corona de Aragón, donde se han vivido solemnidades, consagraciones, ampliaciones, reformas y embellecimientos; pero también derribos, expolios y dispersiones.

Con motivo de la conmemoración de los 800 años del inicio de la construcción del monumento, la exposición “Seu Vella. El espeldor reencontrado” quiere recuperar la grandeza perdida que fascinó a los viajeros románticos a partir de 91 obras de gran valor artístico actualmente dispersas en diversos museos y archivos internacionales. La muestra invita al visitante a reencontrarse con el antiguo brillo del templo. Entre los múltiples objetos escultóricos, pinturas, lápidas, fragmentos de retablo, manuscritos, orfebrería, indumentaria y otros objetos y documentos, destacan el tapiz El hijo pródigo (s. XVI), que se exhibe por primera vez después de un arduo proceso de restauración en el Institut Royal du Patrimoine Artístique de Bruselas; la lápida conmemorativa que recoge el acto de colocación de la piedra fundacional de la Seu (1203), fragmentos del retablo mayor procedentes de países como Francia y Estados Unidos, los yacentes de los sepulcros de la familia noble de los Montcada (s. XIV), etc.

La exposición ha sido organizada por el Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya y la Fundación la Caixa, con la coordinación del Museo de Lleida Diocesano y Comarcal y la colaboración de la Universidad de Lleida y la Asociación Amigos de la Seu Vella.

La exposición Seu Vella. El esplendor reencontrado podrá verse en la Seu Vella, del 20 de junio al 26 de octubre de 2003. Los comisarios son Joan J. Busqueta, doctor en Historia Medieval y profesor titular de la Universidad de Lleida, y Montserrat Macià, historiadora del Arte y directora del Museo de Lleida Diocesano y Comarcal, entidad que ha llevado a cabo la coordinación de la exposición. El diseño del montaje de la exposición ha ido a cargo de los arquitectos Mamen Domingo y Ernest Ferré, que presentan una propuesta muy innovadora en el campo de la museografía.

Esta muestra es el resultado de cincuenta años de trabajo en los que los historiadores, restauradores y arqueólogos han dedicado su esfuerzo a fin de recuperar la arquitectura, restaurar las piezas maltrechas y localizar y reunir sus fragmentos dispersos por todo el mundo, como la Reprobación de Adán y Eva (c. 1359-1382), de Bartomeu de Robió, que formaba parte del retablo mayor y que hoy se encuentra en el Fine Arts Museum of San Francisco. Los 91 objetos expuestos, todos ellos de gran valor histórico y artístico, se agrupan a partir de tres grandes ámbitos temáticos. El primero hace referencia a la fundación de la Seu Vella y al proyecto constructivo del maestro de obras Pere de Coma, ejecutado en setenta y cinco años (s. XIII). El segundo, dedicado a la liturgia y la cultura de la catedral, reúne obras de arte y elementos de la biblioteca y del coro, algunos de los cuales se presentan en público por primera vez. Finalmente, se examina la significación social de la Seu a partir de las capillas y de los panteones de los principales linajes de la ciudad.

Los tres apartados están precedidos por un espacio introductorio que nos presenta la catedral en el momento de su cierre y su conversión en espacio militar, y las consecuencias que de este hecho se derivaron con el paso del tiempo, tomando como ejemplo el desmembramiento sufrido por el grupo escultórico de la puerta de los Apóstoles. Algunas piezas de este grupo, presidido por la Marededéu del Blau (s. XV), obra de Jordi Safont, dan la bienvenida a los visitantes y les invitan a reencontrar el antiguo esplendor de la Seu.

Los ámbitos de la muestra

La fundación de la Seu Vella.

Este ámbito se localiza en el área norte del transepto, delimitado por la puerta de San Berenguer y sacristía nueva. En este espacio es por donde se inició la construcción de la Seu. Introducidos por el grupo escultórico de la Anunciata, procedente de la puerta del mismo nombre, el visitante se encuentra con documentos y objetos que explican el proceso fundacional (vinculado a la misma conquista de la ciudad desde 1149 y al traslado de la seo de Roda) y constructivo, iniciado con el proyecto de Pere de Coma. Al mismo tiempo, se posibilita un recorrido por la riqueza plástica de la escultura arquitectónica, especialmente los capiteles. El ámbito se cierra ante la piedra conmemorativa de la fundación, instalada en el muro norte del presbiterio.

Liturgia y cultura de la catedral.

Localizado en la cuenca absidal, el presbiterio y la nave central, constituye el ámbito donde se explican los principales espacios del culto a la catedral, así como su función de centro depositario de cultura. Se trata de recuperar el espacio de la antigua capilla de Santa Ana a partir de la presencia de un fragmento del retablo dedicado a la santa, obra de Jordi Safont; de la sacristía vieja con piezas de indumentaria y orfebrería; de la antigua biblioteca y del escritorio con la aportación de diferentes manuscritos; del coro y de su sillería, del cual, desgraciadamente, sólo disponemos de un pequeño fragmento; de la ubicación del púlpito a partir de la explicación que ofrece el manuscrito de Marcos Próculo (s. XVIII), y, especialmente, del gran retablo de alabastro, uno de los grandes exponentes de la escultura gótica. En este sentido, hay que destacar la presencia en la exposición de todos los fragmentos conocidos del mencionado retablo, en especial el dedicado a la escena de la Reprobación de Adán y Eva, custodiado hoy en el Fine Arts Museum of San Francisco, y la figura del rey mago que formaba parte de una Epifanía, procedente del Museo Goya de Castres, ofreciendo una oportunidad única, la primera después de casi trescientos años, de poder visualizar, reunidos, todos estos elementos dispersos por todo el mundo.

Por otro lado, el trabajo de documentación e investigación llevado a cabo por parte del Museo de Lleida Diocesano i Comarcal a raíz de esta exposición ha permitido localizar la imagen de un nuevo fragmento de este retablo, de ubicación desconocida hoy, pero seguramente en una colección particular, una prueba más del desmembramiento que sufrió el majestuoso conjunto. También se exhibe el gran tapiz flamenco del siglo XVI El hijo pródigo, restaurado en Bruselas expresamente para esta ocasión, y que va acompañado de otro tapiz, La reina Dido, hasta ahora de origen desconocido, y también procedente de la Seu Vella.

El ámbito se cierra con un espacio dedicado a diferentes tipologías escultóricas de la Virgen, titular de la Seu: la de los Fillols (alabastro), la de Bellpuig (piedra) y Santa Maria la Antigua (madera).

Fundaciones, capillas y espacios de la muerte.

Este ámbito se localiza en diferentes capillas del ala sur de la catedral: la de los Montcada o de San Pedro, la de los Colom o de la Inmaculada Concepción, la de Santa Lucía, Santo Tomás y la de los Requesens o de la Epifanía (que acoge las pinturas del linaje de artífices más importante de la Lleida medieval estrechamente vinculado a la catedral: los Ferrer).

Estos espacios permiten acercarnos a los panteones familiares de los linajes poderosos, ligados a la ciudad y a la Iglesia, mediante diferentes fragmentos de yacentes, relieves de exequias, frontales de sarcófago, etcétera. Se insiste, pues, en la arquitectura y escultura funerarias, los ámbitos de propaganda de los diferentes linajes. Al mismo tiempo, se pretende visualizar la liturgia de las capillas, a partir del ejemplo concreto de la capilla de Santa Lucía con la colocación de dos fragmentos del retablo pintado por Jaume Ferrer I, el fundador del linaje de pintores. En general, este espacio también nos ha permitido resaltar el trabajo cotidiano de recuperación y restauración de las piezas, un espacio testimonial de la aniquilación del monumento y de estas labores de recuperación, catalogación y restauración llevadas a cabo.

La exposición se cierra, al salir de la capilla Requesens, con un ámbito final que recoge algunas muestras de las últimas expresiones artísticas en la Seu, especialmente pinturas sobre tabla del artista Pere Nunyes (s. XVI).

800 años de historia

El 22 de julio de 1203, y en una solemne ceremonia, se colocaba la primera piedra del edificio más emblemático de las tierras de Lleida: la Seu Vella, una idea y una realidad en la que Pere de Coma llevaba algunos años trabajando, el primer maestro de obras de la catedral. Un templo grandioso, majestuoso, erigido en lo alto de una colina y construido, en su mayor parte, en menos de ochenta años.

Al cabo de 75 años, en 1278, el obispo Guillem de Montcada procedía a la consagración del templo románico, uno de los pocos y grandes monumentos del siglo XIII catalán, según informaba una lápida, hoy perdida, ubicada en los pies de la nave central.

Pero las obras continuarían a lo largo del siglo XIV, con la finalización del imponente claustro, y durante el siglo XV, con la finalización de la nueva puerta de acceso, la puerta de los Apóstoles, y la torre campanario, dibujando y coronando de esta forma el inconfundible perfil de la colina de la Seu. Sin embargo, durante el trescientos, se inició la transformación de la fábrica románica a partir de la erección de capillas privadas de los grandes linajes leridanos y prosiguió el embellecimiento del templo a partir de grandes proyectos escultóricos, como el retablo mayor de alabastro, obra de Bartomeu de Robió.

La vida en la catedral, a lo largo de los siglos XVI y XVII continuó, salvo algún proyecto puntual, con obras de mantenimiento y de reforma.

Una historia que se vio fatalmente truncada en los primeros años del siglo XVIII, en 1707, al ser convertida la Seu Vella en cuartel militar a instancias de Felipe V, aprovechando para usos defensivos la capacidad geoestratégica de la colina donde estaba ubicada. La catedral fue despojada de todo aquel esplendor, de aquella majestuosidad que hace pensar en el extraordinario dinamismo de la sociedad que la promovió, fruto de un largo proceso iniciado a mediados del siglo XII después de la conquista cristiana de Madina Larida, la ciudad islámica de Lleida, y que la convertiría, durante cinco siglos, en un centro artístico de primer orden, tanto por la excelencia constructiva y escultórica como por la calidad de los objetos litúrgicos y de mobiliario, de los cuales, hoy, desgraciadamente, sólo conservamos una mínima parte.

Santa María Antiga.

Santa María Antiga.

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