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El Prado restaura un importante Murillo.

Por Ana Alvarez

El Prado acaba de restaurar una interesante obra de Murillo procedente del Hospital de la Santa Caridad de Sevilla, el trabajo, que representa un milagro de San Juan de Dios, estará expuesto del 7 de febrero al 7 de mayo.

Se trata de una de las únicas cuatro obras que se conservan en España de la magnífica serie de ocho realizada por Murillo para la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla

Giuseppe Finaldi, director de Conservación del Prado, dijo que el conjunto de San Juan de Dios es de los más importantes del Barroco español. Su fama hizo que fuera un patrimonio codiciado durante la guerra de la Independencia, por las tropas napoleónicas.

Rafael Alonso, autor de la restauración, destacó la dificultad del trabajo, debido al mal delicado estado del lienzo, que había sufrido tres intervenciones desafortunadas en 1815, 1862 y 1902. Tambien puso de manifiesto que se han empleado técnicas reversibles al cien por cien con lo que siempre se podría eliminar con disolventes lo restaurado.

Esta restauración se ha llevado a cabo en contraprestación a un préstamo temporal de un cuadro de Valdés Leal que la Hermandad de la Santa Caridad le hizo al Prado.

La pintura es una de las obras en las que el artista jugó de manera más efectista con los contrastes lumínicos y formó parte de uno de los proyectos más importantes de su carrera: la decoración de la iglesia del Hospital de la Santa Caridad de Sevilla, para la que pintó ocho grandes lienzos en los que se ejemplificaban las diferentes obras de misericordia. Su extraordinaria calidad y fama las convirtió en piezas codiciadas y propició su dispersión durante la Guerra de la Independencia.

Como el resto de obras de la serie, cuatro de las cuales se sacaron de España durante la contienda, el que se presenta ahora en el Prado tuvo que sufrir numerosos avatares que afectaron a su estado de conservación.

Tras su restauración en el taller del Museo, consistente en la eliminación de los viejos repintes, la integración de las faltas mediante las actuales técnicas reversibles y la limpieza de los barnices, la obra ha recuperado el clímax dramático conseguido por Murillo a través de los efectos del claroscuro quedando en perfectas condiciones, para volver a integrarse, tras su paso por el Prado, en uno de los interiores religiosos mejor preservados que se conservan del Barroco español

Una serie dispersa

En 1665, Murillo ingresó en la Hermandad de la Santa Caridad, de Sevilla, y al poco tiempo inició para su iglesia el ciclo de ocho grandes lienzos en los que se describen las obras de misericordia a través de episodios de los Evangelios y de la vida de los santos: Milagro de los panes y los peces, Moisés en la peña de Horeb, Santa Isabel de Hungría y San Juan de Dios, únicas que se conservan todavía en la iglesia, junto con Curación de un paralítico (Londres, National Gallery), Regreso del Hijo Pródigo (Washington, National Gallery of Art), Abraham recibe a los tres ángeles (Ottawa, National Gallery) y Liberación de San Pedro (San Petersburgo, Ermitage), que se dispersaron fuera de España a raíz de la Guerra de la Independencia.

San Juan de Dios, terminada por Murillo hacia 1672, narra el siguiente milagro ocurrido al santo en Granada: una noche recogió a un pobre y lo cargó en sus hombros con objeto de darle cobijo en su convento pero el peso de la carga hizo que diera con sus rodillas en tierra, lo que provocó la aparición milagrosa del arcángel Rafael, que le ayudó a incorporarse.

El tema dio ocasión a Murillo para jugar con los efectos de claroscuro, que utilizó para construir un clímax dramático muy emotivo, convirtiendo en protagonistas del cuadro los gestos delicados de sus personajes. A crear ese clima contribuye también la escala de los personajes y la manera como los envuelve la oscuridad. Al fondo, a la derecha, se narra el momento en el que el santo lava los pies de Cristo creyendo que atendía a un pobre.

Aunque la obra corrió mejor fortuna que las cuatro de su misma serie que salieron de España, San Juan de Dios también sufrió daños al haber pasado por tres destinos diferentes desde 1810 hasta su devolución en 1815 al Hospital de la Caridad. En 1810 fue depositada por los franceses en el Alcázar de Sevilla, desde donde fue trasladada al ex convento del Rosario en Madrid, pasando después por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando que la devolvería en 1815 al Hospital de la Caridad.

El cuadro de Murillo ha recuperado una gran fuerza expresiva y color. Museo del Prado

El cuadro de Murillo ha recuperado una gran fuerza expresiva y color. Museo del Prado

El antes y el después. Museo del Prado.

El antes y el después. Museo del Prado.

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