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Baruj Salinas: panteismo y madurez

Baruj Salinas: tras los dictados secretos de su instinto artístico

S M. LUIS

La dos exposiciones que actualmente se están presentando de la obra de Baruj Salinas: una de pequeño formato en la galeria Andrés Pesqueira y la otra de formato mayor en el Miami Dade College (Wolfson Center), muestran el proceso de maduración de su pintura.

Madurez no quiere decir necesariamente un punto de llegada sino de profundización. O de lo que San Agustin llamaba "Pondus" que, de acuerdo con el santo, es el peso espiritual que toca el centro de las cosas. En el caso del Obispo de Hipona se trataba de su amor mientras que en el de Salinas de su arte o mejor dicho de su evolución poética.

¿En qué consiste esa madurez? Creo que esencialmente la obra de Baruj, aunque manteniendo su apego a las formas abstractas, ha ido explorando otros territorios más cercanos a su concepción panteista de la pintura. A medida que nos acercamos a sus cuadros descubrimos en los mismos un cosmos "variable" de acuerdo con las palabras del poeta José Kozer, cosmos que parece estar en estado de "trascendencia" para continuar con la idea del mismo poeta.

El Panteísmo que tanto atrajo a los románticos, siente una embriaguez de la naturaleza que los historiadores han atribuído a la filosofía de Baruj Spinoza, uno de los grandes exponentes de esa corriente filósofica. No en balde pudo establecerse un estrecho contacto entre el pintor Baruj Salinas y la pensadora María Zambrano quien también estaba saturada de esa embriaguez vía su neoplatonismo. De ahí entonces que la autora de Claros en el bosque viera en la pintura de Salinas la confirmación plástica de sus ideas. Precisamente ese título, Claros en el bosque aparece ahora en su serie sobre los árboles dedicado a María. Y no es por azar que las palabras del catálogo que acompañan la exposición del Miami Dade College hayan sido escritas por José Kozer, judío como Baruj y heredero también de esa vieja tradición que permanence viva en lo mejor de la mística hebrea tan llena de neoplatonismo.

Con esa mirada me aproximo, una vez más, a la pintura de un pintor y amigo cuya trayectoria he venido siguiendo desde hace años. Aquí en estas dos exposiciones nos encontramos con todas las variantes que Baruj ha logrado realizar a través de sus experiencias con el abstraccionismo.

Esta corriente, que también está íntimamente ligada a toda una tradición esóterica, le resultó apropiada para ir tejiendo su propia interpretación de la misma. Con el correr del tiempo, lo que se manifestaba como una variación de lo que un Pollock había descubierto, se transformó en otro lenguaje. En ese proceso intervinieron distintas corrientes pictóricas, la oriental sobre todo. El grafismo Zen o el arte chino pudo inculcarle a su pintura una gestualidad (como lo hiciera con otro pintor afin a Baruj: Mark Tobey) que fue haciendo y rehaciendo en líneas (cuyo intrincado engranaje puede encontrarse en la ornamentación árabe o en las iluminaciones irlandesas del Book of Kells) una complicada composición que no dejaba resquicio alguno para el vacío.

Pero a la larga ese proceso abstracto suyo encontró otras vías de expresión. Y es aquí donde interviene la naturaleza: nubes, árboles, montañas, islas, flores, etc. comienzan a surgir como explosiones de un cosmos que va naciendo frente a su mirada. Entonces aparece en su obra eso que André Bretón llamó una de las condiciones de la belleza: ser explosiva-fija. El mismo poeta al referirse a la obra de Aimée Cesaire cuyo Retorno al país natal acababa de leer, dijo de su poesía: "bella como el oxígeno naciente". Pues bien me parece que en la obra de Baruj hay mucho de esto. Se ve en sus obras de formato mayor que permite la expansión del color como una fuerza primitiva y las diversas zonas donde percibimos el azar dejando su huella. Mientras, en algunas de sus últimas obras el blanco se apodera del espacio para subrayar su temática más reciente. Pero además existen sus obras de pequeño tamaño donde todo lo anterior está concentrado en detalles cercanos al arte oriental.

Nuestro mundo actual se ha alejado de la rigidez de una geometría euclidiana para entrar de lleno en una llamada "fractal". Fractal de fragmentación, de no someterse a dictados causalísticos sino más bien a lo imponderable y sorpresivo. Toda la pintura de Baruj prosigue por un camino donde su mano obedece los dictados secretos de su instinto artístico.

En ese sentido Baruj utiliza el color y todo su intenso cromatismo como una vía o filtro (a la manera de los alquimistas) para destilar un mundo de naturaleza romántica, pero de un romanticismo más apegado a Turner que a Corot. Eso que Novalis llamaba "la adoración del caos" estaba basado en su creencia de que "cuanto más impenetrable era el caos tanto más espléndido era el astro que saldría de él".

Después de ver las escenas tormentosas de Turner, donde el color lo invade todo, puedo pensar que Baruj ha encontrado en las explosiones cósmicas de sus colores el caos primigenio que permite recuperar, como nos dice José Kozer, "una armonía primera".

Baruj Salinas "Gouaches", Pesqueria Gallery, 800 Crandon Blvd. Suite 102, Key Biscayne 33149 (305) 361-0905. Hasta el 5 de noviembre. Baruj Salinas, "Obras Recientes", Miami Dade College, Wolfson Campus, 300 NE 2nd. Ave. 5 piso. Hasta el 14 de noviembre. Lunes, martes, miércoles y viernes de 10 a.m. a 4 p.m.; Jueves de 12m. a 6 p.m. La obra de Baruj Salinas está representada por Las Américas Collection, 2440 Ponce de León, Coral Gables.

 

 

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