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Juan Navarro Baldeweg en el CGAC

Del 12 de abril al 16 de junio de 2002, el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) presenta la retrospectiva Juan Navarro Baldeweg.

Premio Nacional de Artes Plásticas en 1990, académico de Bellas Artes y arquitecto de prestigio internacional, Juan Navarro Baldeweg (Santander, 1939) divide su dedicación entre la arquitectura y la pintura, sin que ambas disciplinas resulten incompatibles. La exposición Juan Navarro Baldeweg, comisariada por Cecilia Pereira, va acompañada de un catálogo que recoge todas las obras expuestas e incluye textos de William J. R. Curtis, profesor de historia de la arquitectura y crítico de arte, y Enrique Juncosa, subdirector del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.

Juan Navarro Baldeweg

En la exposición que organiza el CGAC se recorre la trayectoria plástica de Navarro Baldeweg a través de una rigurosa selección de piezas realizadas en las últimas cuatro décadas. Las influencias del expresionismo abstracto americano primero y del postimpresionismo matissiano después, se rastrean en sus lienzos de gran formato; obras que exigen una clara división en etapas pero que nos impiden circunscribir a Baldeweg a una corriente artística concreta.

En 1960 la Galería Fernando Fe de Madrid realiza la primera exposición del artista, en un momento en el que empezaba sus estudios de arquitectura. Durante esta década sus obras beben de las tendencias norteamericanas de los años cincuenta. Son claras las referencias al expresionismo abstracto, en obras como el gran lienzo Sin título 1963, donde un caos aparente convive con estructuras geométricas. Es ésta la obra más temprana que se podrá ver en la exposición que, acompañada de tres lienzos más de los primeros sesenta, resumen en el CGAC la primera etapa pictórica de Juan Navarro Baldeweg.

En los setenta, Navarro Baldeweg se traslada a Estados Unidos invitado por Gyorgy Kepes para trabajar en el Center for Advanced Studies del Massachussets Institute of Technology (1971-75), hasta que en 1977 logra la Cátedra de Proyectos en Madrid y se instala definitivamente en España. Es en Estados Unidos cuando comienza a realizar observaciones de carácter físico y de "experiencia" de la arquitectura. Su preocupación era lo físico, la construcción, la estructura. Se centra en estudiar las percepciones más elementales, la luz, la fuerza de la gravedad, el sentido de equilibrio. Como resultado de estas investigaciones, nace la vertiente más conceptual de su obra, y Navarro Baldeweg empieza a construir las pequeñas piezas experimentales agrupadas en piezas de luz, piezas de gravedad, piezas de mano... en las que continúa trabajando en la actualidad y que se expondrán en el CGAC. Entre ellas destacan Aro de oro y Prismas 1 y 2, de 1999 (ambas han sido prestadas por el IVAM). Es a finales de los setenta cuando, ya con un reconocido prestigio como arquitecto, realiza las exposiciones en la madrileña Galería Buades y centra su atención en las instalaciones, entre las que destacan la que realizó para la Sala Vinçon de Barcelona (Luz y metales, 1976) que se convirtió en referencial y la de la Galería Buades (La habitación vacante, 1976). En 1978 muestra, en la citada galería madrileña, las pinturas de la década de los 60 que rápidamente se convierten en material de culto para el medio artístico. Ese mismo año es invitado a participar en la Bienal de Venecia.

En 1980, año en el que participa en la exposición colectiva Madrid DF, su obra plástica muestra un giro, se aleja de los postulados más conceptuales que guiaron su obra primera y se centra en la pintura. Durante esta década comienza a trabajar en series (Lunas, Kouros, Academias, Baños,...), recrea temas tradicionales de la pintura como las Dánaes, y la arquitectura empieza a ser un tema recurrente en su obra. En este momento, el color de herencia matissiana es uno de los elementos compositivos que mejor define sus pinturas. Representa motivos de la naturaleza y tanto sus temas (marcados por un claro simbolismo) como sus composiciones (marcadas por un constante diálogo entre lo abstracto y lo figurativo) evidencian una clara investigación de la historia de la pintura: en muchas de ellas nos ofrece vistas de su casa, de su gente, o homenajes a la naturaleza (por ejemplo en los ciclos de la luna). Entre la selección de lienzos de esta etapa, podemos destacar Las lunas, 1980, Casa Romana con figuras, 1984 (procedentes de colecciones privadas), Centinelas del aire y fuego, 1983 o El baño negro, 1986 (procedentes del MNCARS). En 1986 se organiza, en el antiguo MEAC de Madrid, la exposición Pinturas 1980-86.

En 1990, Juan Navarro Baldeweg recibe el Premio Nacional de Artes Plásticas y la Editorial italiana Electa le dedica una monografía (que se editaría en España en 1993). En los años noventa centra casi todas sus investigaciones en el paisaje; repite insistentemente los mismos motivos, y continúa proponiendo distintas soluciones a un mismo tema. De 1999 data el Tríptico de Bizhad (prestado por el Museo de Arte de Torrelaguna, Madrid), lienzo que retoma el tema del estudio del artista, recurrente en su obra. En 1999 el IVAM le dedica una retrospectiva comisariada por Ángel González y Enrique Granell que incluye, además de su obra plástica, un recorrido por su obra arquitectónica.

La muestra del CGAC, formada por veintiún lienzos de gran formato y más de 60 piezas experimentales, incluye una instalación que Juan Navarro ha ideado para el Doble Espacio del centro gallego (un cubo de 11 x 11 m2). Bajo el título Garabatos, 2002 (aluminio lacado en negro), es quizás la obra en la que mejor representa esa confluencia pintura / arquitectura que caracteriza su producción. En palabras de Miguel Fernández-Cid, director del CGAC, Garabatos "es una manera de hacer física la presencia de la pintura como murmullo de fondo, rumor a punto de convertirse en imagen". Con motivo de la exposición se producirá un catálogo con textos de los críticos William J. R. Curtis y Enrique Juncosa.

El propio Navarro explicó que la principal intención de este montaje ha sido la de lograr "crear un diálogo entre las obras", aprovechando la energía y la luz que cada una de ellas ofrece a la otra, "como si te asomases a una misma casa desde ventanas distintas"; un diálogo que el autor ha tratado de buscar también con sus obras y el propio edificio que las alberga, el CGAC, obra de su admirado arquitecto Alvaro Siza.

El artista logra compatibilizar sus actividades artisticas con un esfuerzo personal. Cada dos semanas, abandona su estudio arquitectónico de Madrid para encerrarse "lejos de las llamadas, el ruido" y el ritmo incesante de trabajo y así poder pintar. Porque la pintura, "aunque a veces no lo entiendan algunos", es para él tan importante como el trabajo de arquitecto.

Datos

Fechas:12 de abril - 16 de junio de 2002

Comisaria:Cecilia Pereira (Conservadora Jefe del CGAC)

Lugar: Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC). Rúa Ramón del Valle Inclán s/n. Santiago de Compostela. España

Página web: www.cgac.org

Josiah McElheny

Desde el 18 de abril, el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC)presenta la exposición de Josiah McElheny (Boston, 1966). Comisariada por el crítico de arte Michael Tarantino, la muestra del CGAC es la más exhaustiva revisión del trabajo de McElheny en Europa, y es la primera vez que sus piezas pueden verse en España. Las obras proceden de importantes colecciones como The Art Institute of Chicago, The Museum of Contemporary Art de San Diego (California), The Withney Museum of American Art (Nueva York) o The Saatchi Gallery de Londres. La exposición, una cuidada selección de trece obras, estará abierta al público hasta el 16 de junio

Xoán Anleo

El trabajo multimedia de Xoán Anleo (Marín, Pontevedra, 1960) podrá verse a partir del jueves 18 de abril, en las salas del sótano del Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC), donde se presentarán unas veinte piezas de la más variada factura (dibujos, fotografía, vídeo, vinilos, instalaciones...) que resumen la trayectoria del artista gallego desde los años ochenta hasta hoy.

Música, color, humor, ironía, glamour, cultura popular, diseño, moda y publicidad, se entremezclan en una muestra que busca la complicidad de un público que inevitablemente interactúa con la personal obra de Anleo. Fricción nos propone un recorrido por el universo colorista y heterogéneo de Anleo: una pieza musical nos introduce en un espacio en el que el artista da rienda suelta a su sutil juego con lo cotidiano. Y lo hace mediante fotografías de objetos industriales estratégicamente situadas sobre peanas, de pinturas murales que proponen un juego de tensiones entre lo externo y lo interno, de instalaciones en las que, siempre de un modo alegre y divertido alude a la dicotomía entre lo natural y lo artificial, lo que "es" y lo que "parece ser", lo masculino y lo femenino.

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